Nuestra historia
Un apasionante viaje de cien años

Un apasionante viaje de cien años
No hay metas, sino etapas. Cumplir cien años constituye una ocasión preciosa para redescubrir el carácter único de nuestra historia y alimentar el entusiasmo necesario para acometer los retos del futuro. Un siglo después, Angelo Po sigue haciendo lo que siempre ha hecho, pero con renovadas energías: imaginar cómo mejorar la restauración del mañana.
En 2016 Angelo Po pasa a formar parte de Marmon Holdings, sociedad de Berkshire Hathaway Inc., sumándose a más de 100 empresas, pertenecientes a una gran variedad de sectores, que en total mueven un volumen de negocios de unos 10 mil millones de dólares y emplean a más de 28.000 trabajadores. En 2019 nace Marmon Foodservice Technologies, una red internacional de marcas activas en el sector de la restauración, de reconocido prestigio por la calidad, la seguridad y la innovación de sus propuestas; Angelo Po y Sagi son las empresas de referencia en el campo de los sistemas y servicios dedicados a la restauración profesional y el catering.
Angelo Po a estas alturas ya es una marca de relieve internacional, capaz de responder a los desafíos de un mercado cada vez más amplio: es una especialista del conjunto del sistema de la cocina que el mercado de la restauración profesional del mundo entero conoce y valora por su sólida red comercial, por cómo sabe integrar de manera cada vez más profunda conocimiento técnico y automatización industrial, así como por la eficiencia de sus productos y la calidad de su diseño.
Angelo Po sale de los años ochenta como una firma fuertemente internacionalizada. Se trata de una década de gran fermento: nacen las primeras cocinas profesionales modulares y los nuevos hornos de convección, se abren las puertas de varios mercados europeos, el catálogo se enriquece con nuevas referencias, el diseño y la fabricación dan un salto tecnológico.
Amerigo, Rossella y Alessandro, nietos de Angelo Po, toman las riendas de la empresa y consolidan la credibilidad de la marca. En Ascoli Piceno se construye el establecimiento productivo Sagi, destinado a convertirse en un centro de excelencia en la refrigeración profesional de calidad. Aquí se fabrican productos frigoríficos, mesas refrigeradas, abatidores y congeladores de la firma Angelo Po.
La sexta década de vida de la marca arranca con la inauguración de la fábrica actual. En una publicación conmemorativa de los cincuenta años de la empresa se expresa bien a las claras la voluntad de fabricar equipos que ayuden no solo a cocinar los manjares en el menor tiempo posible sino también a prepararlos, un objetivo que evidencia un respeto incondicional por la comida, por los mejores métodos de preparación de cada alimento y de cada plato, y por las personas que van a consumirlos. Es más: se trata de una responsabilidad que, a todos los niveles, orienta a la empresa hacia la excelencia.
La sinergia entre investigación, tecnología y diseño genera diversas importantes innovaciones. Bajo la guía de los hijos de Angelo, víctima de un accidente de tráfico en 1967, nacen las primeras cocinas profesionales modulares. Paralelamente se abren nuevos mercados: las cocinas de campaña marcan el comienzo de las exportaciones a Oriente Medio.
En 1950 se fabrica la primera estufa de calefacción de la marca Angelo Po. A mediados de la década los hijos de Angelo Po, Alberto y Alfio, ya trabajan en la empresa. En 1956 la empresa se muda otra vez, en esta ocasión a una nueva planta que ocupa toda una manzana, no muy lejos del casco antiguo de la ciudad. Los lazos de unión con el territorio de Carpi y con su comunidad jamás se cortarán; al contrario, se estrecharán más y más con el paso del tiempo.
Terminada la guerra, el país vive años de ilusionante fermento creativo, dando lugar a numerosas innovaciones. Gracias a la extensión de la red de distribución del gas, las cocinas económicas son reemplazadas por las primeras grandes cocinas profesionales para colectivos organizados, como escuelas, cuarteles y hospitales. En este período empieza asimismo la fabricación de calentadores y radiadores domésticos.
Mientras sigue realizando obras de carpintería civil consideradas más propias de un orfebre que de un herrero, Angelo Po experimenta el uso del acero inoxidable, del que casi nadie había oído hablar todavía. Angelo empieza a producir el Barilotto, una estufa de serrín gracias a la cual muchas familias de Carpi podrán calentarse durante los fríos inviernos de la Segunda Guerra Mundial.
A Angelo Po no se le escapa el potencial de las estufas económicas que en los primeros tiempos de su actividad como herrero ha tenido que reparar a menudo. Poniendo en marcha una actividad casi pionera en aquel momento, crea una versión propia de aquella cocina esmaltada. La denomina Carpigiana. Poco después ese modelo evolucionará hacia la Americana, que además de presentar un aspecto más elegante, casi sofisticado, incorpora numerosas innovaciones.
En 1922, Angelo Po tiene veintiocho años y es considerado uno de los mejores herreros de Carpi. Animado por una gran pasión por su trabajo, una tenacidad extraordinaria y una innata seguridad en sus propias posibilidades, Angelo abre su primer taller artesanal gracias a un préstamo bastante cuantioso para la época.